lunes, 24 de mayo de 2010

Me encanta cuando un plan se realiza

Igor Stravinsky fue arrestado en 1944, en Boston, por hacer un arreglo del himno norteamericano.

viernes, 21 de mayo de 2010

El plan infalible.

Para cuando todos los demás planes fallan.

Ok, plan B.

Pongámonos en círculo y demostrémonos nuestras habilidades de a uno.



Oh, pero si son las colinas!

jueves, 20 de mayo de 2010

Tengo un plan

Empezamos normalito, y nos vamos al carajo.



1946, Soyuzdetfilm.

sábado, 8 de mayo de 2010

foto

Montevideo, Mayo de 2004

viernes, 7 de mayo de 2010

Como terminan las guerras


Cuando llegó el amanecer, todos los que estaban en la Casa de Himmler se acercaron a las ventanas, con la esperanza de ver el Reichstag.
Neustroev también se asomaba (la ventana del sótano estaba alto). No veía mucho. A la derecha - los árboles del parque, aun pelados, oscuros. Huele a humedad, a hojas podridas del año pasado. A la izquierda se ve una zanja. La niebla todavía no se disipó del todo. El techo gotea... Neustroev también vio este edificio rectangular de mediana altura, también escondido por los árboles. El edificio no le pareció demasiado grande. Cierto, tenía una cúpula y torreones en las esquinas, pero nada especial.
Los soldados que se concentraron aquí mismo estaban preocupados. Donde esperaban ver el Reichstag, no había ningún Reichstag.
Pero otro comandante de batallón -Davidov- dijo, que desde el sótano no se ve bien, y llevó a los comandantes arriba. A mirar alrededor. Desde allí les quedará más claro, que hacer a continuación.
Subieron dos pisos, y estaban de pie escondiéndose detrás del marco de una ventana. Del Spree aun fluía niebla. El parque, completamente empapado, estaba vacío. Y había silencio. Y entonces vieron lo que antes no pudieron ver: vieron que la plaza estaba completamente excavada con trincheras... vieron puntos fortificados en las esquinas, tanques. En la profundidad del parque - cañones autopropulsados. Un kiosco de afiches. Otra construcción, parecida a una sala de transformadores, probablemente también fortificada. Además de la zanja, adelante había un canal, lleno de agua. Y este edificio con torres se veía desde aquí, la altura, mas imponente que desde el sótano, cuando no se veía el primer piso...
Vino corriendo un enlace. Llamaron a Neustroev. El comandante de división Shatilov preguntaba, porqué no está atacando.
"Camarada "setenta y siete"! Molesta el edificio gris".
"Espera un momento... Qué edificio?"
"Directamente frente a nosotros! Lo voy a rodear por la derecha"
Neustroev, acostado con el teléfono en la esquina del sótano, y el comdiv en su punto de observación, en Moabit, se concentraron en sus mapas...
Llegó el comandante del regimiento. Zinchenko. El tenía su estado mayor del otro lado del rio, junto a la embajada sueca.
"Qué te molesta? Dame el mapa". Midieron y estimaron. El puente Moltke... El Spree... La Casa de Himmler...
"Neustroev! Eso es el Reichstag"
A el y ni se le ocurría que que ese edificio gris y rectangular, esa casa frente a las ventanas (está tan cerca!) no es otra cosa que el Reichstag al que se empeñaban en llegar. A el le parecía que hasta el Reichstag todavía faltaba marchar y marchar.
Sobre su cúpola huesuda había una plataforma, y sobre ella un asta. Frente a su fachada, arboles espesos, a punto de brotar, sin quebrar ni quemar...
Pero eso lo vieron apenas unos pocos, y solo temprano esa mañana. Transcurrida una hora comenzó la preparación artillera, al Reichstag lo golpearon "katiushas" y cañones, desde lejos y a puntería directa, y en un instante se convirtió en lo que se lo conoce de el por las fotos que aparecieron después de la guerra.


Algo parecido sucedió en un batallón de otra División, con Samsonov. Me enteré de esto ya en Moscú. El fue al club del ejército a compartir recuerdos, y yo - a leer mis poemas.
Si Neustroev, al encontrarse con el Reichstag, no quería aceptar que estaba frente a el, Samsonov se preguntaba: "Ser el Reichstag, es, pero es el correcto?". Los prisioneros decían -si los había entendido bien- que no saben, cual Reichstag es el que necesitamos...
- Llamo al coronel Negoda, pregunto: "Dicen que hay otro Reichstag. Puede ser que no sea este? Cual asalto?"
El comdiv hizo una pausa y me respondió, riéndose: "Asalte ese, y si resulta que no es, asalte el otro..."
- Pero tuvimos suerte, ese Reichstag resulto ser exactamente el que hacía falta.


Fragmentos de "Como terminan las guerras" de Vasiliy Subbotin, un periodista que estuvo con las tropas en Berlin.

sábado, 1 de mayo de 2010

Tensión Sexual