miércoles, 23 de diciembre de 2009

Cuando sea grande.

No se trata de una limitación de los propios escritores. Lo que digo sobre la ciencia ficción también se aplica a la televisión, las revistas femeninas, las revistas de buceo, todo. La dificultad que tenemos en los Estados Unidos es que la mayoría de los escritores -no todos, sino la mayor parte de los escritores- no han madurado. No somos adultos, y ésa es la dificultad que tenemos. Ya que hablamos de la ciencia ficción, me limitaré a ella, pero en mi mente en realidad no limito esto a ningún medio ni forma especial.

Lo que pasa es que este es un país adolescente; nuestra cultura es una cultura adolescente. Por ejemplo: en TV guía un par de guionistas de de televisión se quejaban como locos de que la TV no les permitía "escribir en serio", lo cual es ridículo. Conozco a esa gente. Sé lo que están haciendo ahora -están haciendo lo mismo que hacíamos nosotros hace treinta años- pero el escritor norteamericano promedio se pone tan serio en lo que se refiere a escritura. Para el norteamericano promedio, que es bastante adolescente, algo que es serio debe ser profundo, significativo, pesado, denso, y eso es resultado de la falta de madurez. Un niño sofisticado es algo que no existe, y sin embargo al parecer somos niños sofisticados. Ken Tynan lo expresó mejor cuando dijo que los norteamericanos son ignorantes sofisticados. Es lo que somos, como escritores y como lectores.

Somos sofisticados gracias a los medios. Estamos muy al tanto de todo lo que pasa. ¿Por qué somos ignorantes? Porque no creo que muchos de nosotros recibamos una educación decente, y pienso que si la recibimos no se queda adherida a nosotros. En segundo lugar, no creo que el norteamericano promedio haya tenido mucha experiencia en la vida, genuina experiencia. Hemos estado muy protegidos. Recién en la generación anterior -¡Gracias a Dios!- los jóvenes han señalado con el dedo a los adultos y les han dicho: "No sabes de qué se trata". Durante mucho tiempo he creído -y es algo muy cínico- que este país no va a madurar hasta que perdamos una guerra, hasta que nos derroten y nos ocupen. Entonces maduraremos, pero no antes.

Alfred Bester, citado en El Péndulo Nº5 (Noviembre de 1981). Pero por supuesto, como siempre podemos recurrir a Japón para un contraejemplo.

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