domingo, 20 de febrero de 2011

La Luna es de queso.

Algunos antecedentes para apreciar esto.


Cuando de la luna solo se conocía lo que se ve por un telescopio, había arduas discusiones acerca de la naturaleza de su superficie. En particular, existía la posibilidad de que fuera una gruesa capa de fino polvo, que debido a la baja gravitación y falta de atmósfera poseía una muy baja densidad. Cualquier cosa que se posara en el se hundiría como en arenas movedizas. Si fuera así, posarse en la luna era un reto muy distinto que si se aceptaba que la corteza lunar podía soportar el peso de un aparato grande. Hasta que no se resolviera el asunto, no había manera de seguir con el programa lunar.

Cuenta la leyenda que en una reunión sobre el asunto, realizada en el mismísimo edificio del Consejo de Ministros, Koroliov se cansó de las discusiones circulares entre los dos bandos, y decidió terminar con el tema. Tomó una hoja y la dividió en dos columnas, una para cada postura (la luna está cubierta de polvo o tiene corteza), y la hizo circular para que cada uno pusiera su firma en la opción defendida, "para la posteridad". La hoja volvió con una sola firma, la del radioastrónomo V. S. Troitski.

Ahí mismo Koroliov escribió el famoso memo "La luna es sólida".



Las fechas no cierran, pero a quién le importa.

2 comentarios:

Gabriel Garcia Sagario dijo...

pah!, qué viaje los post sincrnizados. actualizo zemiorka ya.

qué buena anécdota!.

olga dijo...

ya extrañaba jorgito!